Hoy estamos sentados parados
escuchando las inclemencias del hormigón.
Estamos rídigos y perplejos sobre lo que aún dudamos.
Buenas Tardes señores ventarrones,
entre tanto, entre yo y ellos
me re-cautivo con la punta de tus pestañas
así me miras
y cierras pesada la sabana del ojo.
Me gusta sentirme terrible si es por tu culpa.
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