martes, 20 de abril de 2010

Así...


Y entre tanto, toda aquella angustia reprimida se verá explayada como lo sueles hacer, entre papeles sórdidos y gritos de encanto, las tazas de café negro ya no sacian la sed de lucidez y ahora solo te dignas en despertar con los tintineos de la luz nefasta que entra por la ventana.
Así es nuestra alegre vida, ilusiones gastadas y trastos de utilería. Pero todo es suficiente, la eternidad de lo constante aún no nos hastía como debería, siendo que por inefable, sea algo de lo más dulce y llamativo.
No nos hemos cansado de los gritos y espantos del padre desgraciado que aún no se digna en pagar el dinero negro con el cuál comes y alimentas esperanzas traumáticas que quedarán allí, como una hermosa puesta de verano.
Llorarás como todo ser humano que se conmueve al ver nacer un cordero o disfruta simplemente del estallido en flor de cualquier árbol callejero.
Así es nuestra alegre vida, inconstante y paralela.

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